Si ya tienes claro que te vas a ir unos días a Noruega y ya has hecho los deberes respecto al tipo de viaje que quieres hacer: rutas, alojamientos, actividades y demás cosas que se hacen antes de coger el avión. En Ponle römero te contamos cuál fue nuestra ruta y lo más importante algunas recomendaciones de dónde poder comer, beber y dormir en Noruega.
¿Dónde dormir en Noruega?
El alojamiento en Noruega es caro y si pretendes que tu viaje sea improvisado y no sabías que en verano el camping es una fantástica opción en este país, toca planificar. En este post comparto algunos tips a tener en cuenta.
A pesar de que yo no tuve muchas opciones donde elegir justo por la falta de planificación, fui encontrando alojamientos muy bien ubicados y muy cómodos. El precio medio de una habitación para dos es de unos 80 €/habitación con desayuno incluido.
Citybox Oslo. Prinsens gate, 6. Oslo. Hotel sin personal, todo funciona online. Muy céntrico y a 10 minutos de la estación central de autobus.
Scandic Strand Bergen. Strandkain 2-4. Bergen, 5013. Ubicado en el muelle antiguo con una vistas muy bonitas. Cogimos una oferta de últimas habitaciones en booking.com, además, el desayuno estaba incluido. A unos 15/20 minutos de ía estación de trenes.
Sparta Apartments. Kierkegata 44. Stavanger, 4006. Apartamento para dos personas ubicado en el casco antiguo con muchas cafeterías y bares. Stavanger tiene mucha vida en verano y la zona es muy interesante porque tiene también el muelle antiguo muy cerca y la estación de bus a 15 minutos andando.
Camping Laerdal Ferie- og Fritidspark, Grandavegen 5, 6887 Lærdalsory. Un camping con varias modalidades para alojarse: cabañas, acampada o habitaciones. Nosotros cogimos la última habitación que quedaba en un edificio prefabricado. Nada espectacular excepto las preciosas vistas al fiordo y que tienen muchas actividades en la naturaleza. Está al lado de un pueblo que funciona como centro logístico de hoteles para touroperadores por lo que será muy común encontrarse con algún que otro grupo de coreanos. El pueblo tiene un apr de calles antiguas y son preciosas.
Cabin en la granja de Morten en Lom. Esta la alquilamos por Airbnb con cocina y baño propio.
B&B Overvoll Farm, Strandadalen 6200, Stranda. Tal vez el alojamiento más encantador en que estuvimos. Una antigua casa que están reformando poco a poco manteniendo el encanto y el mobiliaro y decoración vintage. Alquilan tres habitaciones y puedes cocinar en la antigua cocina de la casa. El desayuno artesanal y ecológico estaba delicioso y es un buen momento para compartir con el resto de inquilinos impresiones sobre Noruega. Organizan retiros de yoga y talleres de cocina crudivegana.
First Hotel Atlantica, Rasmus Ronnebergsgate, 4, 6002 en Alesund, muy bien situado, justo en el centro de la ciudad. Sin embargo fue la peor habitación y la más cara del viaje. No tuvimos opción porque había un festival en la ciudad y la ocupación hotelera estaba completa así que esa era la única habitación libre, pero nos consta que es un hotel con unas vistas impresionantes.
Habitación para una noche en Farstad sin baño ni cocina independiente en la granja de Mónika. Para una noche estuvo bien, pero eran bastante desastrosos. Sin embargo, la ubicación en medio del campo y cerca del mar hizo que valiera la pena.
Hotel Astoria, Hauggata, 13, Kristiansun. Hotel muy cómodo y con un ventanal inmeso para ver el cielo y las gaviotas de una ciudad costera.
P-Hotel Brattora, Fonsekaia 7, 7010, Trodheim, típico hotel ubicado en la estación de trenes y autobuses, muy funcional y justo al lado de la parada del bus al aeropuerto. Si vas a pasar varios días en esta ciudad, que bien merece un par de días para disfrutar del ambientillo, mejor buscar algo con más encanto.
¿Dónde comer en Noruega?
Dependiendo del tipo de viaje que hagas tienes diversas opciones, nosotros hicimos gran parte del viaje en coche porque nos gusta mucho ir parando en sitios, dar un paseo e improvisar si se puede el sitio donde dormir, algo que en Noruega era complicado. Ir en coche nos permitía llevar siempre pan, fiambres o ensalada para hacer las comidas en ruta o cenar en la habitación si llegábamos muy cansados, aunque la mayoría de las veces la cena se convertía en nuestro homenaje diario y creo que perdonábamos muy pocas. Aquí la lista, casi completa, de muchos de los sitios que disfrutamos:
Oslo
Si vas a desayunar en Oslo yo te recomiendo que vayas al W.B. Samson ( Karl Johans gate, 20) y pide un sørlandboller, que no es otra cosa que un brioche delicioso relleno de la mejor crema inglesa que yo he comido nunca. Si te gusta más la canela, los kanelleroll son también para chuparse los dedos.
A tomar el solete y unas gambas con mayonesa y limón hay que ir a Aker Brygge. Si hace buen tiempo este puerto lleno de bares y restaurantes está lleno de gente. Nuestra opción fue el Renkes algo turístico pero disfrutamos mucho del ambientillo.
Grutarlokka, el barrio moderno, viene a ser el Belleville francés, el Malasaña madrileño o el Soho neoyorkino. Ambientazo en cada esquina con bares y terrazas. Nosotros elegimos la pizzeria Villa Paraiso y después cogimos unas bicis hasta toparnos con el Crowbar donde degustamos varias cervezas artesanales. Maravilloso.
Bergen
Es una ciudad bastante turística, la zona del puerto, donde cada día llegan algún que otro crucero a primera hora de la mañana hace que quieras huir un poco. Nuestra obsesión por encontrar comida rica y que no estuviera pensada para turista hizo que acabáramos en Marg&Bain (Fosswinckels gate 18), en la zona de la universidad, donde entre otras cosas disfrutamos del bacalao con espinacas, hinojo, pepinillos y crema agria, de una deliciosa crema de queso stilton con rábano encurtido y de un breadpudding caramelizado con albaricoques. Una perdición. Todo delicioso.
No stress (Hollendergaten 11, 5017), un bar de gente joven de la ciudad. Buena música, buen ambiente y mejores cócteles como el Aquiavit sour (el aquivit es el aguardiente noruego) y el pepper&pepper.
En el Bastant nos tomamos un café porque para entrar en calor y secarnos un poco de la lluvia, pero las sopas que se veían salir merecían volver a probarlas.
Stavenger
A esta pequeña ciudad con puerto normalmente se va para hacer una excursión al Preikestolen, así que tras una camina de unas 5 horas el homenaje tras una buena ducha caliente debe estar garantizado, así que nos fuimos a por unos mejillones y a por un pescado fresco al Renaa Matbaren (Breitorget 6, N-4006 Stavanger). Aquí tuve mi primera experiencia religiosa con la mantequilla de Røros.
Lom
En Smak i Lom comimos productos típicos de la región de Laerdal, embutidos y ahumados. Es una zona rural y no hay mucha cultura de comer fuera de casa.
Stranda
Me paro a destacar el fantástico desayuno que se curraron en el B&B Overvoll Farm que solo podréis disfrutar si os quedáis alía dormir. Aún se me hace la boca agua al recordar su granola casera y sus zumos naturales.
Isla de Godøy
En el Faro de Alnes casi me vuelvo loca con una tarta de frutas del bosque y lima. Quería comérmela entera y me sentía muy entusiasmada por ese ambiente tan cálido. Hay que ir. Punto.
Alesund
Pillamos la ciudad en pleno festival marítimo y en el puerto probamos ballena estofada y ahumada. Finalmente nos apetecía ver, en tierra de bacalao, qué podían fusionar así que nos metimos a cenar en Zumma, un japo con productos de la zona y grill, para descubrir el klipfisk (bacalao seco) en recetas japos.
Bud
En ruta hacia el norte, ya por la carretera del Atlántico, paramos en Bud en un buffet bastante popular: Bryggien i Bud, un lugar idóneo para probar las blandaball y fiskeball, unas bolas de masas de pescado, patata y cebolla que suelen servirse con bacon muy frito.
Esa misma noche, aprovechando que dormíamos en una granja cerca del Atlántico y que no anochecía, nos fuimos hasta la costa y cuál fue nuestra sorpresa al encontrar ahí millones y millones de lapas. Por supuesto, del mar a la boca.
Kristiansund
Smia Fiskerestaurant (Fosnagata 30B), en el muelle viejo de la ciudad. Un lugar muy plácido que conserva la antigua fragua y donde comimos un bacalao con patatas en tomate y rape a la plancha. El punto dulce fue espectacular gracias a una panacotta de brunost (queso de cabra de color marrón y de sabor acaramelado).
Trodheim
Baklandet Skydsstation (Ovre Bakklandet 33). Un restaurante con un público mayormente turístico que se deja enganchar por la decoración retro del sitio y por su sopa de pescado. Al salir, hay que ir directos al Antik Varietet, (Nedre Bakklandet 4), donde también se come además, de escuchar conciertos mientras te bebes una buena cerveza.