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Lysefjord visto desde el Preikestolen

¿Cómo preparar un viaje a Noruega?

Antes de decidir pasar unos días en Noruega, debes saber que es uno de los países más ricos del mundo – su PIB es el tercero más alto tras Luxemburgo y Catar- gracias a la industria del crudo que lo sitúa en el top 3 en las exportaciones de petróleo. Podemos seguir dando cifras pero creo que lo importante es saber que Noruega es una país caro, muy caro.  Para que os hagáis una idea, Madrid, Barcelona o incluso París (oh! la, lá!) son baratas si la comparamos con el país escandinavo.

Si tienes claro que tu destino será Noruega, sigue estos consejos porque si a mi me los hubieran dicho antes… hubiera ido igual, pero me hubiera evitado un par de requiebros en el viaje.

  1. Pon tu hucha cerdo a comer monedas de dos euros desde ya …
  2. Ryanair tiene unos billetes muy suculentos al aeropuerto de Rygge a algo menos de una hora de Oslo. Por suerte hay un bus que te deja en la estación central de Oslo. 
  3. Noruega no es un país en el que improvisar. Me explico. Improvisar sale caro. Planifica tu viaje con tiempo – sí, no en dos días…ejem, ejem-  y hazte algunas preguntas sobre el tipo de viaje que quieres hacer: qué quieres ver, cómo quieres alojarte y cómo vas a trasladarte.  Ganarás en salud.
  4. La maleta. El verano de allí no es parecido a nuestra primavera o a nuestro otoño. Es verdad que en el sol se está en la gloria, pero hay que tener en cuenta que puede hacer solete y viento, estar rodeado de nieve o a una altura de montaña donde el pelete apriete. Sé que Decathlon ha democratizado las excursiones al campo, pero te digo desde ya que no es lo mismo un cortavientos o un polar Kalenji que un Helly Hansen o un North Face. Invierte, tus carnes te lo agradecerán.
  5. Visit Norway, guía oficial del país, tu biblia. Aplicación móvil incluída. Una maravilla que arrojará luz a un país marcado por los fiordos.
  6. Ya sé que un crucero por los fiordos parece algo exótico, pero te aseguro que es la peor forma de explorarlos y de entrar en contacto con la naturaleza escandinava. Te ayudo a ponerte en situación: estás cruzando un paraje insólito entre paredes verdes con más de 1000 metros de altura en algunos casos, con saltos de agua, cascadas, pescadores… y a tu alrededor tienes a ciento y la madre liándola parda dándole de comer a la jodías gaviotas o metiendo el palo del selfie. Créeme, no quieres eso para tu viaje a Noruega.
  7. Recorre el país sobre ruedas. Vas a flipar con las Carreteras Turísticas Nacionales  (más info en la página oficial National Tourist Routes in Norway). Para mi es de las mejores cosas que hicimos, bocatas en el maletero y hacer kilómetros parando en parajes dignos cuanto menos de Juego de Tronos. De las 18 carreteras nosotros hicimos varias y en su mayoría el paisaje estaba helado a pesar de ser pleno mes de julio,  además de algunas salen rutas de senderismo a explorar: 47 kms de Aurlandsfjellet con el imponente mirador Stegastein  de 650 metros hacia las aguas del fiordo;  los bellos 108 kms de SognefjelletGeiranger – Trollstigen, la famosa escalera del Troll;  los 27 kms de Gamle Strynefjellsvegen y Atlanterhavsvegen, la carretera del Atlántico con una arquitectura y naturaleza impresionantes a partes iguales.  Por cierto, estas carreteras en invierno no suelen estar operativas por la nieve. https://instagram.com/p/5UWGA-HKNg/?taken-by=atemporal
  8. Y claro, para conocer esas carreteras tan emblemáticas lo mejor es que te alquiles un coche o autocaravana. ¡Ojo! Como es costumbre en el país no es nada barato y tenéis que tener en cuenta el one way, es decir, si dejas el coche en un punto diferente al de recogida el precio sube mucho.
  9. Alquila una autocaravana y te sentirás que toda esa naturaleza es tuya. Te lo prometo. Este es uno de los consejos -junto con el del cerdito- más importantes. Independencia, carretera, cocina y alojamiento a bordo y las mejores vistas te están esperando. Haz cuentas porque yo creo que merece la pena.
  10. Si lo de la autocaravana te parece too much, mete la tienda y sacos de dormir en el maletero del coche porque en Noruega existe la acampada libre, regida por el allemannsretten (derecho de acceso basado en el respeto al campo que permite el acceso a las «tierras sin vallado»)
  11. Los campings noruegos son bien si no eres una persona tan intrépida como para hacer noche en la naturaleza salvaje. Hay una red de más de 800 campings y son una opción fantástica ya que están ubicados en los mejores parajes y ofrecen diversas posibilidades de alojamientos, desde estacionar tu autocaravana hasta alquilar una tradicional cabin, perfectas para un viajecillo romántico.
  12. ¿Más alternativas de alojamientos para evitar sorpresas? Explora la opción B&B, mucho más cálida que un hotel y te permite estar en contacto con locales y otros viajeros con los que compartir impresiones, rutas, conocer un poco más la cultura escandinava. Si pasas por Stranda quédate un par de días en Overvoll Farm, una antigua granja que están reformando poco a poco, con tres habitaciones disponibles y unos desayunos caseros impresionantes. También preparan cursos de cocina crudivegana y talleres de yoga.  Aquí, los alojamientos en los que yo estuve 
  13. Noruega es naturaleza. Ni se te ocurra irte sin pasar varios días en contacto con ella. Millones de actividades que hacer: desde rutas de senderismo de todos los niveles posibles, montañismo, kayak, esquiar en la estación de verano de Stryn… o una de las cosas más alucinantes que harás nunca: subir a un glaciar. Hay varias empresas especializadas en hacer estas rutas y te facilitarán el material necesario. Nosotros hicimos una excursión de 3h al glaciar Nigardsbreen en el Parque Nacional de Jostedal.  https://instagram.com/p/5AHqoFnKJb/?taken-by=atemporal
  14. Pégate el homenaje en la cena y ve de sandwich o algo take way para el almuerzo. La cultura gastronómica del país es complicada y también muy cara, ya que el precio medio por persona era de unos 30-35 €. Yo me quedé con ganas de conocer mejor su cocina a pesar de hacer grandes esfuerzos por encontrar sitios donde poder acercarnos a platos tradicionales, no siempre lo conseguimos. Aquí tenéis nuestras recomendaciones
  15. Si eres turista, por comida tradicional siempre te van a colocar un plato compuesto de carne o pescado con una salsa a base de vino tinto y mantequilla, verdura hervida y patata cocida. Un rollo a pesar de saber que tienen en el país una materia prima excepcional: pescados (salmón, bacalao, fletán, rape, caballas, arenques, truchas…) muchos de ellos se secan, ahuman o fermentan. Las carnes más especiales son las de reno y la alce y tienen unos embutidos éstos con un fuerte sabor ahumado, deliciosos. Muy recomendable el corazón de reno seco acompañado de una cerveza.
  16. El salmón noruego es más un producto de exportación que de consumo local. Yo solo lo ví en mercadillos para turistas y en los desayunos de los hoteles. El pescado que realmente lo peta es el bacalao en diversas variedades, una de ellas el clippfisk (bacalao seco y desalado) muy conocido en España y en Portugal. 

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    Good morning Noruega!

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  17. No pudimos visitar la ruta gastronómica de Røros, una zona de granjas y que se ha convertido en un lugar de culto para muchos foodies del país gracias a la calidad de sus productos. En cualquier buena carta que se precie vais a encontrar quesos, mantequilla o crema agria de Røros. No dejéis de probarlos.

Nuestro viaje duró 20 días y, a pesar de no haber planificado nada, disfrutamos de este fantástico país y de la naturaleza tan imponente y bella que tiene. Estoy segura que estos consejos os evitará algún  que otro quebradero de cabeza que ya tuvimos nosotros.

Se nos quedaron pendientes un montón de cosas, entre ellas el norte lapón, el Circulo Polar Ártico, las Lofoten, hacer camping en medio de la naturaleza, las auroras boreales,… así que habrá que volver. Yo estoy enamorada del norte, y no lo sabía.

Cuaderno de viaje noruego: dormir y comer

Si ya tienes claro que te vas a ir unos días a Noruega y ya has hecho los deberes respecto al tipo de viaje que quieres hacer: rutas, alojamientos, actividades y demás cosas que se hacen antes de coger el avión. En Ponle römero te contamos cuál fue nuestra ruta y lo más importante algunas recomendaciones de dónde poder comer, beber y dormir en Noruega.

¿Dónde dormir en Noruega?

El alojamiento en Noruega es caro y si pretendes que tu viaje sea improvisado y no sabías que en verano el camping es una fantástica opción en este país, toca planificar. En este post comparto algunos tips a tener en cuenta.

A pesar de que yo no  tuve muchas opciones donde elegir justo por la falta de planificación, fui encontrando alojamientos  muy bien ubicados y muy cómodos.  El precio medio de una habitación para dos es de unos 80 €/habitación con desayuno incluido.

Citybox Oslo. Prinsens gate, 6. Oslo. Hotel sin personal, todo funciona online. Muy céntrico y a 10 minutos de la estación central de autobus.

Scandic Strand Bergen. Strandkain 2-4. Bergen, 5013. Ubicado en el muelle antiguo con una vistas muy bonitas. Cogimos una oferta de últimas habitaciones en booking.com, además, el desayuno estaba incluido. A unos 15/20 minutos de ía estación de trenes.

Sparta Apartments. Kierkegata 44. Stavanger, 4006. Apartamento para dos personas ubicado en el casco antiguo con muchas cafeterías y bares. Stavanger tiene mucha vida en verano y la zona es muy interesante porque tiene también el muelle antiguo muy cerca y la estación de bus a 15 minutos andando.

Nieve Stranda

Camping Laerdal Ferie- og Fritidspark, Grandavegen 5, 6887 Lærdalsory. Un camping con varias modalidades para alojarse: cabañas, acampada o habitaciones. Nosotros cogimos la última habitación que quedaba en un edificio prefabricado. Nada espectacular excepto las preciosas vistas al fiordo y que tienen muchas actividades en la naturaleza. Está al lado de un pueblo que funciona como centro logístico de hoteles para touroperadores por lo que será muy común encontrarse con algún que otro grupo de coreanos. El pueblo tiene un apr de calles antiguas y son preciosas.

Cabin en la granja de Morten en Lom. Esta la  alquilamos por Airbnb con cocina y baño propio.

B&B Overvoll Farm, Strandadalen 6200, Stranda. Tal vez el alojamiento más encantador en que estuvimos. Una antigua casa que están reformando poco a poco manteniendo el encanto y el mobiliaro y decoración vintage. Alquilan tres habitaciones y puedes cocinar en la antigua cocina de la casa. El desayuno  artesanal y ecológico estaba delicioso y es un buen momento para compartir con el resto de inquilinos impresiones sobre Noruega. Organizan retiros de yoga y talleres de cocina crudivegana.

 

First Hotel Atlantica, Rasmus Ronnebergsgate, 4, 6002 en Alesund, muy bien situado, justo en el centro de la ciudad. Sin embargo fue la peor habitación y la más cara del viaje.  No tuvimos opción porque había un festival en la ciudad y la ocupación hotelera estaba completa así que esa era la única habitación libre, pero nos consta que es un hotel con unas vistas impresionantes.

Habitación para una noche en Farstad sin baño ni cocina independiente en la granja de Mónika. Para una noche estuvo bien, pero eran bastante desastrosos. Sin embargo, la ubicación en medio del campo y cerca del mar hizo que valiera la pena.

Hotel Astoria, Hauggata, 13, Kristiansun. Hotel muy cómodo y con un ventanal inmeso para ver el cielo y las gaviotas de una ciudad costera.

P-Hotel Brattora, Fonsekaia 7, 7010, Trodheim, típico hotel ubicado en la estación de trenes y autobuses, muy funcional y justo al lado de la parada del bus al aeropuerto. Si vas a pasar varios días en esta ciudad, que bien merece un par de días para disfrutar del ambientillo, mejor buscar algo con más encanto.

¿Dónde comer en Noruega?

Dependiendo del tipo de viaje que hagas tienes diversas opciones, nosotros hicimos gran parte del viaje en coche porque nos gusta mucho ir parando en sitios, dar un paseo e improvisar si se puede el sitio donde dormir, algo que en Noruega era complicado. Ir en coche nos permitía llevar siempre pan, fiambres o ensalada para hacer las comidas en ruta o cenar en la habitación si llegábamos muy cansados, aunque la mayoría de las veces la cena se convertía en nuestro homenaje diario y creo que perdonábamos muy pocas.  Aquí la lista, casi completa, de muchos de los sitios que disfrutamos:

Oslo

 

Si vas a desayunar en Oslo yo te recomiendo que vayas al W.B. Samson ( Karl Johans gate, 20) y pide un sørlandboller, que no es otra cosa que un brioche delicioso relleno de la mejor crema inglesa que yo he comido nunca. Si te gusta más la canela, los kanelleroll son también para chuparse los dedos.

A tomar el solete y unas gambas con mayonesa y limón hay que ir a Aker Brygge. Si hace buen tiempo este puerto lleno de bares y restaurantes está lleno de gente. Nuestra opción fue el Renkes algo turístico pero disfrutamos mucho del ambientillo.

 

Grutarlokka, el barrio moderno, viene a ser el Belleville francés, el Malasaña madrileño o el Soho neoyorkino. Ambientazo en cada esquina con bares y terrazas. Nosotros elegimos la pizzeria Villa Paraiso y después cogimos unas bicis hasta toparnos con el Crowbar donde degustamos varias cervezas artesanales. Maravilloso.

Bergen

 

Es una ciudad bastante turística, la zona del puerto, donde cada día llegan algún que otro crucero a primera hora de la mañana hace que quieras huir un poco. Nuestra obsesión por encontrar comida rica y que no estuviera pensada para turista hizo que acabáramos en Marg&Bain (Fosswinckels gate 18), en la zona de la universidad, donde entre otras cosas disfrutamos del bacalao con espinacas, hinojo, pepinillos y crema agria, de una deliciosa crema de queso stilton con rábano encurtido y de un breadpudding caramelizado con albaricoques. Una perdición. Todo delicioso. 

 

No stress (Hollendergaten 11, 5017), un bar de gente joven de la ciudad. Buena música, buen ambiente  y mejores cócteles como el Aquiavit sour (el aquivit es el aguardiente noruego) y el pepper&pepper.

 

En el Bastant nos tomamos un café porque para entrar en calor y secarnos un poco de la lluvia, pero las sopas que se veían salir merecían volver a probarlas.

Stavenger

 

A esta pequeña ciudad con puerto normalmente se va para hacer una excursión al Preikestolen, así que tras una camina de unas 5 horas el homenaje tras una buena ducha caliente debe estar garantizado, así que nos fuimos a por unos mejillones y a por un pescado fresco al Renaa Matbaren (Breitorget 6, N-4006 Stavanger). Aquí tuve mi primera experiencia religiosa con la mantequilla de Røros.

Lom

 

En Smak i Lom comimos  productos típicos de la región de Laerdal, embutidos y ahumados. Es una zona rural y no hay mucha cultura de comer fuera de casa.

Stranda

 

Me paro a destacar el fantástico desayuno que se curraron en el B&B Overvoll Farm que solo podréis disfrutar si os quedáis alía dormir. Aún se me hace la boca agua al recordar su granola casera y sus zumos naturales.

Isla de Godøy

 

En el Faro de Alnes casi me vuelvo loca con una tarta de frutas del bosque y lima. Quería comérmela entera y me sentía muy entusiasmada por ese ambiente tan cálido. Hay que ir. Punto.

Alesund

Pillamos la ciudad en pleno festival marítimo y en el puerto probamos ballena estofada y ahumada. Finalmente nos apetecía ver, en tierra de bacalao, qué podían fusionar así que nos metimos a cenar en Zumma, un japo con productos de la zona y grill, para descubrir el klipfisk (bacalao seco) en recetas japos.

Bud

 

En ruta hacia el norte, ya por la carretera del Atlántico, paramos en Bud en un buffet bastante popular: Bryggien i Bud, un lugar idóneo para probar las blandaball y fiskeball, unas bolas de masas de pescado, patata y cebolla que suelen servirse con bacon muy frito.

Esa misma noche, aprovechando que dormíamos en una granja cerca del Atlántico y que no anochecía, nos fuimos hasta la costa y cuál fue nuestra sorpresa al encontrar ahí millones y millones de lapas. Por supuesto, del mar a la boca.

 

Kristiansund

 

Smia Fiskerestaurant (Fosnagata 30B), en el muelle viejo de la ciudad. Un lugar muy plácido que conserva la antigua fragua y donde comimos un bacalao con patatas en tomate y rape a la plancha. El punto dulce fue espectacular gracias a una panacotta de brunost (queso de cabra de color marrón y de sabor acaramelado).

Trodheim

Baklandet Skydsstation (Ovre Bakklandet 33). Un restaurante con un público mayormente turístico que se deja enganchar por la decoración retro del sitio y por su sopa de pescado. Al salir, hay que ir directos al Antik Varietet, (Nedre Bakklandet 4), donde también se come además, de escuchar conciertos mientras te bebes una buena cerveza.

 

Lubina asiática en la terraza de Otoño

No es que tengamos en casa una terraza para cada estación, que tampoco es necesario…  Pero sí que tenemos una terraza que se aprovecha más en estas fechas y en primavera que en pleno verano, donde el sol pega todo el día y acabas echando humo por la cabeza. Así que el inicio del otoño, con su luz tan dorada y su fresca temperatura, es perfecto para juntarse con los amigos al aire libre.

Me he vuelto una obsesa del menaje del hogar y creo que dentro de poco tendremos que irnos de casa para que entren los platos, vasos, moldes y demás cacharrería con las que me voy haciendo. A esto se suma que estoy totalmente in love de todo lo que hacen mis amigos de El Afilador y picoteo más de lo que me entra en casa (os debo una entrada sobre este bonito proyecto de muebles reciclados). El caso es que esta reunión de domingo era perfecta para sacar algunas de las últimas adquisiciones, entre ellas, nuestra «mantelería» noruega: un mantel de plástico -de ahí las comillas- que simula un precioso dibujo en croché y que lo encontrábamos en muchas cafeterías molonas en Noruega y que me propuse traerme.

Y como no solo de manteles y vasos se viste una mesa, le coloqué una enredadera y hortensias verdosas de un jardín cerca de casa que tengo localizado.

cilantro

El menú fue muy sencillo. Aprovechamos para probar algunas de los embutidos y quesos noruegos que compramos. Mucho ahumado. Me lancé con unos makis RAW con zanahoria, pepino y mango que estaban muy ricos, aunque la técnica hay que perfeccionarla. Pero yo solo quería que mis amigos probaran el plato principal, que me tiene loca desde que lo vi en un programa de Jamie Olivier porque además de la cantidad de aromas y sabores que tiene a Asia,  se prepara en menos de 30 minutos. Sí, has leído bien: 30 minutos. Así que la receta de hoy es un pescado asiático con arroz basmati al coco con el que vais a llorar.

lubina asiática

¿Vamos al mercado? 

Para 7 pax

Para el pescado

7 lubinas o doradas (o cualquier pescado similar)

1 manojo grande de cilantro

jengibre al gusto

1 ajo

1 ají rojo o guindilla

4 cebolletas tiernas (si son pequeñas, añade más) 

2 cucharadas de soja

2 cucharadas de salsa de pescado (fish sauce)

2 cucharadas de salsa de sésamo

3 limas

400 ml de agua hirviendo

Para el arroz

1 lata de leche de coco

1 lata* de arroz basmati

1 lata* de agua

¿Cómo lo hacemos? 

  1. Empezamos con el arroz. Ponemos en una olla la leche de coco, el agua y el arroz. * Usamos la lata o el mismo reciente como medida. Lo dejamos a fuego medio y tapado con una apertura en la tapa para que  entre aire. . Vamos moviendo de vez en cuando para que no se pegue al fondo.
  2. Retirar del fuego cuando se haya absorbido todo el líquido.
  3. Vamos a hacer una picada con todos los ingredientes que tenemos. Ponemos en un mortero, el ajo, el ají troceado (hay que tener cuidado con el interior y desecharlo), la cebolleta y el jengibre laminado. Picamos bien. A mi me gusta prepararlo en un mortero y no picarlo con la batidora/trituradora ya que quedaría como un pasta y lo que queremos es que los ingredientes suelten todos sus aromas y aceites esenciales.
  4. Añadimos al mortero el cilantro previamente troceado.  Y volvemos a darle para que el cilantro suelte todo su aroma.
  5. Es el momento de añadir el zumo de las tres limas, la soja, el sésamo y la fish sauce. Se deja reposar.
  6. El pescado debe estar limpio para poder hacerlo en el horno, se le hace dos cortes en cada uno de los lomos y se coloca en una bandeja de horno con el agua hirviendo. Se tapa con papel albal y se deja en el horno, precalentado a 180ºC, 10 minutos. En este tiempo y con los cortes en el pescado la carne quedará jugosa y en su punto.
  7. Se añade a la picada de cilantro gran parte del caldo del pescado, se mezcla.
  8. A mi me gusta presentarlo todo en la misma bandeja, con la picada encima del pescado.

He intentado ceñirme al máximo a las cantidades que empleé este domingo para siete personas, pero es  una receta que va muy a ojo y que puedes destacar un sabor sobre otro, es decir, si te gusta el picante, puedes ponerle dos ajíes para darle potencia, o si te gusta más el jengibre. En todo caso, si os gusta la cocina thai vais a gozarlo mucho, estoy segura.

El postre del día fue una deliciosa New York Cheesecake cuya receta me apresuré a subir ayer mismo para pudierais prepararla cuento antes.

New York Cheesecake

Si tenemos un antojo enorme de ir a Junior’s a zamparnos su strawberry cheesecake pero nos pilla a desmano llegar a Grand Central Station, baja al supermercado y hazte con un par de tarrinas maxi de queso Philadelphia porque hoy vamos a cocinar la auténtica New York Cheesecake.

Strawberry cheesecake de Junior's

Strawberry cheesecake de Junior’s

Las recetas para hacer una sabrosa tarta de queso son interminables. A mi me gusta que la crema tenga mucha consistencia pero que sea muy delicada y para conseguir esto, creo que esta receta va genial. Hay otras tartas de queso más aflanadas  pero para mi son ya otra cosa, no una auténtica chessecake. Sin embargo, este tipo de tarta con una crema tan versátil admite jugar y probar con diferentes sabores. Os dejo una fantástica selección de recetas especiales que seleccionó el Telegraph Food con ingredientes tan sugerentes como el aguacate, la lima, el ruibarbo… yo estoy deseando probar.

¿Vamos a la compra?

Para 6-8 pax

1 paquete y medio de galletas María Integral 

100 gr. de mantequilla

700 gr. queso blanco de untar

150 gr. de azúcar blanquilla

5 huevos (usaremos 2 yemas) 

2 cucharas de harina

125 gr. de nata con 35% de grasa

unas gotas de vainilla

cheesecake zarzamora

¿Cómo lo hacemos? 

  1. Precalentamos el horno a unos 180ºC.
  2. Trituramos las galletas, si puede ser en una picadora quedará una arena mucho más fina y procesada. Puedes usar las galletas que más te gusten a ti siempre que no tengan nada de crema.
  3. A la arena de galletas añadimos la mantequilla a temperatura ambiente. Mezclarlo todo muy bien para que las galletas absorban la grasa y humedad de la mantequilla y quede una pasta homogénea.
  4. Forramos el fondo y las paredes del molde que vayamos a usar presionando bien para que quede un buen grosor. Mi recomendación es que el molde sea redondo desmontable y evitar los de silicona para este tipo de elaboraciones. Lo metemos en el horno para que se dore y compacte unos 10 minutos. Después de este tiempo subimos 20º C el horno (200ºC).
  5. Vamos a preparar el relleno, una fantástica crema a base de queso Philadelphia (o similar) que hay que batir hasta que consiga una textura cremosa.
  6. Añadimos los siguientes ingredientes poco a poco y vamos batiendo cada vez. Azúcar, harina y vainilla (puedes usarla en el formato que más te guste: pasta, líquida, varilla…)
  7. Añadimos 3 huevos completos y 2 yemas. Lo último que ponemos es la nata.
  8. Ya tenemos nuestra cremosa y aromatizada crema lista para verte sobre la base de galleta que teníamos en el horno.
  9. El truco de esta tarta está en su lenta cocción para evitar que se amalgame y se agriete, así que métela en el horno a 200ºC unos 20 minutos después, baja la temperatura a 100ºC y déjala cocer durante algo más de una hora. Tras este tiempo, apaga el horno y abre la puerta para que se vaya enfriando poco a poco durante una hora.
  10. La New York Cheesecake se come totalmente fría y acompañada o cubierta de mermelada de algún fruto rojo. Yo en esta ocasión le puse una mermelada de zarzamora del Valle del Jerte. También podéis comprar frutos rojos congelados y hacer una salsita con ellos, un poco de agua y 3 ó 4 cucharadas de azúcar, en función de lo dulce que os guste.

De buena mañana

zumo naranja piña

Volvemos a las rutinas tras el verano en este septiembre con la propuesta de un zumo increíble para empezar el día. Las mañanas son mejores si la acompañamos de vitamina C a tope y este zumito está a tope de zanahoria y de naranja.

Lo mejor -y más divertido-  para los zumos y licuados es mezclar al gusto, probar e ir añadiendo más de una fruta o verdura que de otra en función de lo que nos apetezca. Qué me gusta el momento de cortar la frutita e ir ideando.

¡A mezclar!

Para  1 pax

2 rodajas de piña natural

2 naranjas

1 zanahoria

menta

sirope de ágave

agua

jengibre fresco

Yo ahora intento añadir jengibre o cúrcuma a todo lo que puedo por sus propiedades antiinflamatorias y en los zumitos con naranjas queda genial.

Y como siempre, si queréis que tenga una textura granizada podéis tener la fruta congelada en taquitos o añadir un par de cubitos de hielo.

En busca del tiramisú perfecto

Lo admito, un tiramisú nunca es mi opción de postre ya que suelo ser un poco especial con los sabores del café y los licores en los postres. Me gustan en cantidades muy sutiles para poder disfrutarlo y que no me resulte desagradable. Pero tengo amigos que son fanáticos de postre italiano y ya era hora de encontrar el equilibrio perfecto para mi. Así que mientras estaba haciendo este tiramisú me he vuelto loca con su sabor y cremosidad. Creo que va a entrar directo en al top 5.

Ver a Alison Roman , editora de la revista Bona appetit de la que soy muy fan, con el repostero de De Posto, restaurante italiano en Nueva York, haciendo el tiramisú me animó a ponerme a ello definitivamente. (video)

Internet está lleno de  recetas de tiramisú: «el auténtico tiramisú italiano» y, la verdad es que al ser un postre tradicional hay diversas formas de hacerlo. Yo andaba buscando un toquecito que darle cuando recordé que había leído que el tiramisú que hace Andrea Tumbarello en su restaurante Don Giovanni en Madrid tiene mucha fama. En su receta añade tres cosas fundamentales para que su tiramisú sea especial: un buen café, un chorro de Pedro Ximénez y unas galletitas de almendra. Ya os podéis imaginar cómo debe estar…

Por suerte, en casa tenía un café exquisito de Los Congos (Nicaragua) que compré en Toma Café y un excelente y artesanal Pedro Ximénez que unos amigos me habían regalado. Así que os acabo de desvelar un par de secretos. Yo usé biscochitos de huevo, los lady fingers de siempre. Pero creo que en un futuro me lanzaré el bizcochito suave que se ve en el video de Alison.

loscongos

El mascarpone es un queso cremoso y algo ácido, que originalmente se hacía con queso de búfala, como la mozarrela, pero que lo normal es que en nuestros supermercados lo encontremos de leche de vaca. Ojito con la operación biquini porque este queso es bastante graso y calórico. Pero ahora no lo pensemos y vamos al lío:

Para el tiramisú

4 huevos

125 gr de azúcar blanquilla

350 gr. de mascarpone

bizcochos de soletilla o lady fingers

1 ó 2 tazas de café

70 ml de Pedro Ximénez

cacao en polvo sin azúcar

tiramisu2

¿Cómo lo hacemos?

  1. Preparamos un buen café y lo dejamos enfriar.
  2. Separamos las claras de las yemas, con mucho cuidado de que el recipiente donde vayamos a poner las claras no tengan restos de grasa.
  3. Mezclamos bien las yemas con el azúcar  hasta que quede una crema homogénea. Añadimos el queso mascarpone y seguimos mezclando con las varillas bien.
  4. En otro recipiente y con las varillas limpias y secas, montamos las claras a punto de nieve.
  5. Añadimos poco a poco las claras montadas a la crema con el mascarpone anterior. en esta ocasión no usamos las varillas, si no que con una pala o lengua de gato, vamos haciendo movimiento envolventes en el mismo sentido para tener nuestra crema perfecta.
  6. Disponemos el recipiente (o recipientes si va a ser un postre individual) de presentación. Preparamos en un plato hondo nuestro café con el Pedro Ximenez, licor café, orujo  o incluso ron donde bañaremos nuestros bizcochos de soletilla atendiendo el momento justo para que el bizcocho no se deshaga y colocarlo sobre una primera capa de nuestra crema de tiramisú. Vamos disponiendo uno al lado del otro hasta cubrirlo todo y volvemos a cubrir con al crema mascarpone. Si os da la crema (dependerá de lo grande y profundidad del molde) se puede hacer otra capa más con bizcochos y terminar siempre con la crema mascarpone.ladyfingers
  7. El cacao en polvo lo ponemos en un colador y vamos espolvoreando nuestro tiramisú dándole golpecitos.

Yo muero con la sutileza de este postre. Ya me contáis qué tal os ha salido. ¡Disfrutadlo!

Dorada para principiantes

La receta que vamos a hacer está al mismo nivel que cocinar unos macarrones con tomate. Sí, este es un plato para principiantes, pero para aquellos que quieran quedar como verdaderos anfitriones con sus colegas.

El pescado al horno es ese plato fiel que nunca te va a fallar. Da igual si es lubina, dorada o un besugo lo que tengas entre manos, lo que importa es que sea un producto fresco. Yo tengo la suerte de tener un mercado de abastos al lado de casa y el pescado siempre lo compro en el mismo sitio donde encuentro hasta dorada salvaje de Cádiz, algo más caras que las de piscifactoría pero que también están riquísimas y son mucho más económicas.

Sin embargo, para mi el pescado por excelencia para hacerlo al horno o asado a la parrilla es el voraz de Tarifa, un besugo que se pesca diariamente con cada cambio de marea. Su captura se hace con una «voracera», un estilo de pesca artesanal que se da en el Estrecho de Gibraltar, principalmente en Tarifa y en Algeciras. Estos pescados de piel rosada y una carne blanca y sueltecita tienen hasta denominación de origen.

dorada3

Para 2 personas

2 doradas

2 patatas

1 tomate

1/2 cebolla

zumo de 2 limones

1 vaso de vino blanco

1 vaso de agua

tomillo

sal

  • Precalentemos el horno a unos 180 grados.
  • Cortamos las patatas en rodajas con el grosor de 1 cm aproximadamente.
  • En una bandeja para horno ponemos aceite en el fondo y vamos haciendo una cama con las patatas hasta cubrir todo el fondo, salpimentamos y añadimos el vaso de vino y un poco de agua, hasta cubrir. No hace falta poner todo el agua.
  • Metemos las patatas al horno para que vayan haciéndose mientras preparamos el resto de la verdura y el pescado.
  • Cortamos la cebolla y el tomate en tiras y reservamos.
  • Salamos las doradas, ya limpias para el horno, y les hacemos uno o dos cortes (dependiendo del tamaño) en uno de sus lomos y le metemos media rodaja de limón.
  • Pasados unos 15 ó 20 minutos podemos meter el pescado y por los lados añadimos la cebolla y el tomate que teníamos reservadas, ponemos un buen chorro de aceite por encima. Añadimos el zumo de los limones y el tomillo.
  • Metemos al horno a media altura unos 60 -80 min. Tiene que quedar el pescado y las patatas hechos.

Lo siguiente que os queda es abrir una botella de vino blanco bien fría y a disfrutar de vuestro pescado al horno.

 

Galletas en 10 minutos

Me declaro fan de las recetas que se pueden hacer en 10 minutos y ésta, además de hacerse rápido se come rápido. Yo he estado salivando desde que metí la bandeja en el horno, toda la casa oliendo a miel y plátano. ¡Así no hay quién se concentre!

Hoy vamos a preparar unas deliciosas galletas de avena, plátano y miel que le he visto a Puchereta. Yo ya las he probado y he tenido que echar el freno de mano para no acabar con ellas de una sentada.

Además, te las comes con más gusto al saber lo buena que es la avena que es uno de los alimentos más completos que hay por su combinación de proteínas, grasas, hidratos de carbono, minerales y vitaminas. Ahí es nada. ¡Energía pura!

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Para 20 galletas

200 gr de copos de avena integral

2 plátanos maduros

3 cucharadas de miel (o sirope de ágave)

una cucharadita de zumo de limón 

trocitos de chocolate negro

  • Hay que machucar los plátanos hasta hacer un puré y añadimos el zumo del limón.
  • Mezclamos el plátano con la avena y la miel hasta que quede todo bien ligado. Añadimos el chocolate en trocitos pequeños.
  • Precalentamos el horno a 180 grados mientras ponemos papel vegetal en la bandeja y hacemos bolas que aplastaremos. Para hacer las bolas lo mejor es ayudarse con dos cucharitas.
  • Al horno entre 20 y 40 minutos, dependiendo del grosor de las galletas.

¡A disfrutar!

Un zumo para no oxidarse

Lo confieso: tengo predilección por los zumos que tienen piña y frutos rojos. Me encanta la combinación de estas frutas con poderosas propiedades para nuestro organismo.

La piña es conocida por ser, entre otras cosas, diurética y muy buena para controlar la obesidad.  Si os gusta el zumo de piña, os recomiendo que lo hagáis natural, directo a la batidora con cero azúcares añadidos ni conservantes, todas las vitaminas para nuestro organismo.

A mi me encanta la acidez que aportan los frutos rojos como los arándanos, moras, grosellas  y frambuesas que sirven para contrarrestar el dulzor de algunos postres tienen propiedades que ayudan a retrasar el envejecimiento y algunas enfermedades degenerativas.

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¡A mezclar!

3 rodajas de piña

3 naranjas

frutos rojos

*leche

* Podéis añadirle un poco de leche o agua si veis que queda muy espeso, con el zumo de naranja y el jugo de la piña sería suficiente, pero es cuestión de gustos.

Si queréis que tenga una textura granizada podéis tener la fruta congelada en taquitos o añadir algunos cubitos de hielo.

Crema de calabaza y curry

Aunque la primavera llegó el pasado viernes, la lluvia y el frío de estos días nos dicen lo contrario, así que voy a aprovechar que todavía el cuerpo nos pide cosas calentitas para recomendaros una rica crema con la verdura del invierno: la calabaza.

Nuestra receta, además de ser como todas las cremas sana, rápida y fácil de hacer tiene ese puntito especial que le da usar una calabaza butternut, más dulce y con ricos matices a nuez, y unos polvitos mágicos: curry, que aporta un toque muy especial.

La calabaza es una hortaliza fantástica para una dieta saludable y baja en calorías, y se puede cocinar de miles de formas diferentes.

calabaza

Para la crema 

1 calabaza butternut

1 puerro grande 

3 zanahorias 

2 ó 3 patatas

1 litro de caldo de verduras o pollo

una cucharadita de curry

una pizca de nuez moscada

sal

aceite de oliva

taquitos de jamón, langostinos o bacón 

¿Cómo lo hacemos?

  • Cortamos toda la verdura en tacos no muy grandes para que la cocción posterior sea más rápida.
  • Ponemos en una  olla un buen chorro de aceite de oliva y rehogamos las verduras, empezando por las zanahorias, el puerro, la calabaza y las patatas.
  • Cuando esté rehogada se añade el caldo y la pizca de sal, dejamos a fuego medio hasta que la verdura esté blanda, unos 40-50 min.
  • Una vez el caldo haya reducido y la verdura esté blanda trituramos hasta que quede una textura cremosa.
  • Pasamos la crema a la olla, rectificamos de sal si fuera necesario y añadimos, a gusto, curry y nuez moscada. Movemos para que todo termine de coger el aroma de estas especies.
  • En una sartén salteamos los taquitos de jamón que vamos a poner encima de nuestra crema ya servida, bien caliente, en un cuenco con una gotas de aceite de oliva crudo y un poco de nuez moscada.